martes, 28 de abril de 2015

LA LITERATURA DE LA CONQUISTA Y LA COLONIA



LA LITERATURA DE LA CONQUISTA Y LA COLONIA

La literatura escrita en Colombia se inicia en el ciclo de fundaciones de ciudades a partir de 1510, con los primeros textos que informaban sobre el descubrimiento de los nuevos territorios: los diarios de viaje, las crónicas, de Indias y los bestiarios.
La conquista y colonización contribuyeron al surgimiento de nuevas manifestaciones artísticas y literarias producto del mestizaje cultural. Las primeras obras literarias escritas en nuestro territorio fueron diarios, crónicas y bestiarios.
Los diarios de la Conquista: eran frecuentes los diarios de viajes, en los cuales se narraban con detalle aventuras en los lugares descubiertos.
Las crónicas de Indias: estos documentos narraban cronológicamente todo lo que sucedía en América (naturaleza, costumbres, hazañas, etc.) con el fin de mantener informada la Corona. Entre los cronistas más destacados en nuestro territorio están:
-    Gonzalo Fernández de Oviedo: Historia general y natural de las Indias, islas y tierras fimes del mar océano y Sumario.
- Fray Pedro de Aguado: Recopilación historial.
- Fray Pedro Simón: Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales.
- Juan de Castellanos: Elegías de varones ilustres de Indias.
- Gonzalo Jiménez de Quesada: Compendio historial de las conquistas del Nuevo Reino de Granada.
- Lucas Fernández de Piedrahita: Historia general de las conquistas del Nuevo Reino de Granada.
LA NARRATIVA DE LA COLONIA
El género más destacado durante la colonia es el narrativo, con crónicas que dan cuenta de acontecimientos habituales, tradiciones y hechos del nuevo continente. Además, aparecen autores con amplia formación que producen un cambio en las formas de escritura y en las temáticas.
Las obras literarias narrativas fueron mucho más elaboradas en esta época que en la conquista. Además de atender a descripciones y percepciones, tenían objetivos evangelizadores y didácticos.

EJEMPLOS DE LOS TEXTOS NARRATIVOS DE LA COLONIA

Crónica: Las lagunas de Tota y Guatavita.
La de tota, puesta en lo más levantado de un páramo, tiene 6 lagunas en contrario forman un círculo perfecto, tan profunda que apenas puede sondarla el arte, sus aguas claras y suaves son de color verde-mar en el centro, inquietanse a la manera golfo, y de continuo hacer en las orillas batería ruidosa que el océano en las arenas. Refierese de ella que a tiempos descubre un pez negro con la cabeza a manera de buey, y mayor que una ballena quesada dice que en sus tiempos, lo afirmaban personas de gran crédito y los indios decían que era el demonio.
La laguna de guatavita tan celebrada por los tesoros que los antiguos caciques, depositaron en las aguas ofrendas que hacían como a dios que adoraban aunque al presente muy menos cabada la riqueza por la violencia con que tiene despojada la industria.

Bestiario: Alicanto.
El alicanto es una criatura mitológica de desierto de la región de Atacama perteneciente a la mitología chilena. Es un ave de un tamaño que va desde mediano a enorme, con una belleza mágica.
Posee grandes alas de color metálico, una delicada cabeza como a de un cisne, el pico encorvado y patas alargadas con grandes garras. Sus alas brillan durante la noche con hermosos metálicos colores, sus ojos despiden extraños fulgores y cuando vuela realiza un elegante vuelo luminoso y su cuerpo no proyecta sombra alguna sobre la tierra.
Es un ave mágica que puede que puede traer suerte a los mineros, ya que habitarían en pequeñas cuevas entre los cerros minerales del desierto; alimentándose de oro y plata. Esta mágica ave que solo aparece de noche. Una vez se alimenta de oro y plata se dirige a su nido y pone huevos de estos minerales.

Diario de viaje. Día 13 de octubre de 1492
Porque nos tuviesen mucha amistad, porque me doy cuenta que eran gente que mejor se convertiría a nuestra fe católica, con amor y no por la fuerza les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían en el pescuezo, y otras muchas cosas de poco valor, con que se pusieron contentos […]
(los indios)
Después venían nadando a las barcas donde estábamos y traían papagayos e hilos de algodón que entregaban a cambio de cualquier cosa que se les diera.
Todos tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad.
Más me pareció que era gente muy pobre […] Yo estaba contento y trataba de averiguar si traían oro.